La Rectoría de Borley
La rectoría fue construida en 1863 por el reverendo Henry Bull, en una zona desolada y poco poblada cerca de la costa este de Inglaterra, en la frontera de Suffolk, en la que se aseguraba, se podían oír lamentos y gemidos, ver caballeros decapitados, etc.
La rectoría en principio estuvo habitada por él, su esposa e hijos.
El pasado
Casualmente el edificio se construyó sobre las ruinas de un monasterio benedictino del siglo XIII.
La leyenda dice que una monja de un convento situado a 7 km se había enamorado de un monje de aquél monasterio. Habían decidido fugarse juntos pero los monjes descubrieron sus planes.
Al parecer fueron capturados, el cochero fue decapitado, el monje fue ahorcado y la monja fue emparedada en una de las paredes de la rectoría.
Reverendo Henry Bull
Bull ignoró las advertencias de los lugareños sobre el lugar, era considerado embrujado desde muy antiguo. Sin embargo.. Años después, la familia Bull vivió repentinamente episodios escalofriantes e inexplicables huellas y apariciones de fantasmas, pero H. Bull se tomaba a broma los hechos.
A la muerte de Harry Bull llego a la rectoría Eric Smith.
El Sacerdote Eric Smith
Todo “estalló” cuando el sacerdote Eric Smith se instaló en la mansión y dio a conocer a los periodistas del Daily Mirror la extraña casuística que estaba padeciendo.
El señor Smith aseguraba que en la "mansión" se escuchaban ruidos extraños, inexplicables tintineos de campanillas y timbres y sonidos. Se escuchaban pasos en las habitaciones, desaparecían artículos del hogar, los mueblen se desplazaban por el inmueble, se rompían los cristales de las ventanas, caían piedras sobre el tejado y se escuchaban gritos desgarradores y el paso de carruajes inexistentes por el lugar.
Daily Mirror
La noticia sobre el embrujamiento del rectorado Borley se extendió por todo el país causando una gran expectación por lo que el periódico británico decidió ponerse en contacto con el parapsicólogo Harry Price ante la inusitada repercusión que había producido el incidente.
El psicólogo Price
Harry Price, miembro y fundador de importantes instituciones, acudió al enclave endemoniado y comenzó a recabar toda la información. Los primeros resultados sobre la mansión Borley fueron espectaculares. El paraje contaba con un extenso y trágico pasado marcado por la muerte e insólitos incidentes enigmáticos.
A los tres días de su visita, Price decidió organizar una sesión de espiritismo para intentar esclarecer el enigma. En el experimento participaron el reverendo Smith, su esposa, una médium y el propio investigador. El resultado terminó de sembrar el desconcierto: el espíritu del sacerdote Henry Bull, antiguo regente y constructor del edificio, informó sobre el truculento pasado del lugar.
Una semana después de la prueba el párroco Smith y su mujer abandonaron definitivamente la casa. La fenomenología había llegado a tal punto de agresividad y violencia que era imposible vivir allí y Price tuvo que abandonar sus análisis. Smith denunciaba un ataque poltergeist en la rectoría.
El clérigo Lyonel Foyster
En un principio todo fue paz, pero todo cambiaría repentinamente… los timbres volvieron a sonar, las campanas a sonar, se escuchaba el arrastrar de cadenas, se materializaban relojes, monedas y, lo más espectacular, comenzaron a aparecer mensajes escritos en las paredes. Unas misivas presuntamente realizadas por entidades del más allá en las que de una forma desgarradora pedían auxilio, como “Por favor, ayuda… Marianne”
Ante tales acontecimientos, los servicios del parapsicólogo Price fueron nuevamente requeridos, que acudió junto a dos de sus empleados y un equipo móvil compuesto de todo tipo de instrumentos que le facilitarían el trabajo (cámara cinematográfica, cintas métricas, etc.)
Imagen de los misticos mensaje
Durante el tiempo en que Price realizó su trabajo se intensificaron los mensajes, que al parecer, encerraban algún tipo de información especial e incluso profética, tal es el que apareció en una ocasión: “esta casa será pasto de las llamas”.
El matrimonio Foyster abandonaría la casa definitivamente en 1935.
La oportunidad de Price
La rectoría Borley, de nuevo, quedó desamparada.
Harry Price aprovechó esta circunstancia para promover nuevos experimentos. El investigador psíquico alquiló el caserón, concretamente desde el 19 de mayo de 1937 hasta finales de 1938, y puso un anuncio en el rotativo The Times en el que se solicitaba voluntarios para el estudio de los fenómenos paranormales de la abadía.
“Se buscan personas – rezaba la petición publicada en el periódico británico – responsables, inteligentes, intrépidas, críticas e imparciales para realizar turnos de observaciones en una casa. Si no saben nada sobre investigación psíquica, mejor”.
La respuesta fue todo un éxito. Fueron reclutadas un total de 48 personas. Todos ellos permanecieron en Borley por espacio de un año y medio y durante este tiempo todos los inquilinos fueron testigos de lo insólito.
El 27 de febrero de 1939, el capitán W.H.Gregson, posterior morador, se encontraba en la biblioteca del caserón cuando una lámpara de aceita se estrellaba contra el suelo de forma inexplicable. Las llamas se extendieron rápidamente por el inmueble y el fuego devoró toda la mansión.
¿Se cumplio la profecia realizada años atras vaticinada por los muros? Parece ser que si.
Después del incendio se procedió a la demolición del edificio. Durante esta tarea, Harry Price logró encontrar restos oseos en los escombros de la rectoria a raiz del incendio.
Price cerró definitivamente el caso tras dar cristiana sepultura a los macabros restos hallados en ruinoso sótano. Y todas sus conclusiones fueron recogidas en dos gruesos libros.
Y es que, como afirmó Harry Price, Borley, ha sido, es y será, el lugar más encantado de Inglaterra.
La rectoría fue construida en 1863 por el reverendo Henry Bull, en una zona desolada y poco poblada cerca de la costa este de Inglaterra, en la frontera de Suffolk, en la que se aseguraba, se podían oír lamentos y gemidos, ver caballeros decapitados, etc.
La rectoría en principio estuvo habitada por él, su esposa e hijos.
El pasado
Casualmente el edificio se construyó sobre las ruinas de un monasterio benedictino del siglo XIII.
La leyenda dice que una monja de un convento situado a 7 km se había enamorado de un monje de aquél monasterio. Habían decidido fugarse juntos pero los monjes descubrieron sus planes.
Al parecer fueron capturados, el cochero fue decapitado, el monje fue ahorcado y la monja fue emparedada en una de las paredes de la rectoría.
Reverendo Henry Bull
Bull ignoró las advertencias de los lugareños sobre el lugar, era considerado embrujado desde muy antiguo. Sin embargo.. Años después, la familia Bull vivió repentinamente episodios escalofriantes e inexplicables huellas y apariciones de fantasmas, pero H. Bull se tomaba a broma los hechos.
A la muerte de Harry Bull llego a la rectoría Eric Smith.
El Sacerdote Eric Smith
Todo “estalló” cuando el sacerdote Eric Smith se instaló en la mansión y dio a conocer a los periodistas del Daily Mirror la extraña casuística que estaba padeciendo.
El señor Smith aseguraba que en la "mansión" se escuchaban ruidos extraños, inexplicables tintineos de campanillas y timbres y sonidos. Se escuchaban pasos en las habitaciones, desaparecían artículos del hogar, los mueblen se desplazaban por el inmueble, se rompían los cristales de las ventanas, caían piedras sobre el tejado y se escuchaban gritos desgarradores y el paso de carruajes inexistentes por el lugar.
Daily Mirror
La noticia sobre el embrujamiento del rectorado Borley se extendió por todo el país causando una gran expectación por lo que el periódico británico decidió ponerse en contacto con el parapsicólogo Harry Price ante la inusitada repercusión que había producido el incidente.
El psicólogo Price
Harry Price, miembro y fundador de importantes instituciones, acudió al enclave endemoniado y comenzó a recabar toda la información. Los primeros resultados sobre la mansión Borley fueron espectaculares. El paraje contaba con un extenso y trágico pasado marcado por la muerte e insólitos incidentes enigmáticos.
A los tres días de su visita, Price decidió organizar una sesión de espiritismo para intentar esclarecer el enigma. En el experimento participaron el reverendo Smith, su esposa, una médium y el propio investigador. El resultado terminó de sembrar el desconcierto: el espíritu del sacerdote Henry Bull, antiguo regente y constructor del edificio, informó sobre el truculento pasado del lugar.
Una semana después de la prueba el párroco Smith y su mujer abandonaron definitivamente la casa. La fenomenología había llegado a tal punto de agresividad y violencia que era imposible vivir allí y Price tuvo que abandonar sus análisis. Smith denunciaba un ataque poltergeist en la rectoría.
El clérigo Lyonel Foyster
En un principio todo fue paz, pero todo cambiaría repentinamente… los timbres volvieron a sonar, las campanas a sonar, se escuchaba el arrastrar de cadenas, se materializaban relojes, monedas y, lo más espectacular, comenzaron a aparecer mensajes escritos en las paredes. Unas misivas presuntamente realizadas por entidades del más allá en las que de una forma desgarradora pedían auxilio, como “Por favor, ayuda… Marianne”
Ante tales acontecimientos, los servicios del parapsicólogo Price fueron nuevamente requeridos, que acudió junto a dos de sus empleados y un equipo móvil compuesto de todo tipo de instrumentos que le facilitarían el trabajo (cámara cinematográfica, cintas métricas, etc.)
Imagen de los misticos mensaje
Durante el tiempo en que Price realizó su trabajo se intensificaron los mensajes, que al parecer, encerraban algún tipo de información especial e incluso profética, tal es el que apareció en una ocasión: “esta casa será pasto de las llamas”.
El matrimonio Foyster abandonaría la casa definitivamente en 1935.
La oportunidad de Price
La rectoría Borley, de nuevo, quedó desamparada.
Harry Price aprovechó esta circunstancia para promover nuevos experimentos. El investigador psíquico alquiló el caserón, concretamente desde el 19 de mayo de 1937 hasta finales de 1938, y puso un anuncio en el rotativo The Times en el que se solicitaba voluntarios para el estudio de los fenómenos paranormales de la abadía.
“Se buscan personas – rezaba la petición publicada en el periódico británico – responsables, inteligentes, intrépidas, críticas e imparciales para realizar turnos de observaciones en una casa. Si no saben nada sobre investigación psíquica, mejor”.
La respuesta fue todo un éxito. Fueron reclutadas un total de 48 personas. Todos ellos permanecieron en Borley por espacio de un año y medio y durante este tiempo todos los inquilinos fueron testigos de lo insólito.
El 27 de febrero de 1939, el capitán W.H.Gregson, posterior morador, se encontraba en la biblioteca del caserón cuando una lámpara de aceita se estrellaba contra el suelo de forma inexplicable. Las llamas se extendieron rápidamente por el inmueble y el fuego devoró toda la mansión.
¿Se cumplio la profecia realizada años atras vaticinada por los muros? Parece ser que si.
Después del incendio se procedió a la demolición del edificio. Durante esta tarea, Harry Price logró encontrar restos oseos en los escombros de la rectoria a raiz del incendio.
Price cerró definitivamente el caso tras dar cristiana sepultura a los macabros restos hallados en ruinoso sótano. Y todas sus conclusiones fueron recogidas en dos gruesos libros.
Y es que, como afirmó Harry Price, Borley, ha sido, es y será, el lugar más encantado de Inglaterra.
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